martes, 20 de octubre de 2015

TRADICICIONES Y FIESTAS

Una rica y complicada gama de costumbres y creencias conviven de manera increíble en la región chiapaneca, pues cada uno de los grupos étnicos que ahí habitan posee hondas raíces y tradiciones cuyos orígenes, en algunos casos, se pierden en el tiempo y en los recónditos secretos de la historia de sus más antiguos ancestros: los mayas de la época Clásica. Así, en el amplio territorio que hoy ocupa el estado de Chiapas se encuentran los grupos tzeltal, tzotzil, chol, zoque, tojolabal, lacandón y mame.

De los lacandones se sabe que su número es muy reducido y que se encuentran muy aislados en la zona de Montes Azules. Los mames, por su parte, casi han desaparecido, pues su lengua y costumbres están casi relegadas por completo. No obstante, todos estos grupos comparten un número importante de rasgos culturales similares, como la lengua, la

vestimenta y principalmente las creencias, como los pensamientos acerca de la vida y de la muerte, la naturaleza, la religión entre católica y pagana, los grupos familiares, los niños, las mujeres y los ancianos, entre otras de las cosas que conforman su amplio mundo de símbolos e imágenes míticas y mágicas.

Uno de los lugares en donde mejor se palpa este mágico sentido es tal vez el día de mercado en San Cristóbal de Las Casas, pues ahí se dan cita personajes de distintas comunidades entre el bullicio y la algarbía de cientos de vendedores de frutas, legumbres, animales, telas, artesanías y un sinfín de objetos útiles para todas las cosas de la vida diaria, en un marco en el que resaltan los coloridos trajes de distintas áreas de la entidad.

Sin duda otra importante muestra la podrá vivir en los poblados de San Juan Chamula y Zinacantán, donde las celebraciones religiosas, al interior de los templos católicos, alcanzan niveles mágicos, pues las luces y el humo de las velas se mezclan con las oraciones en varias lenguas indígenas y el olor a aguardiente, todo ello en medio de un ambiente de gran misticismo.

Ciertas festividades, sobre todo el carnaval, se celebra en todos los pueblos de Los Altos. El de San Juan Chamula es especialmente notable por los elementos prehispánicos que contiene. Personajes importantes son los monos, danzantes que cubren su cabeza con una piel de mono, en la mitología maya, el simio era un animal alegre, representante de la música y la danza. El martes de carnaval se extiende un camino de zacate, se le prende fuego y los monos, junto con las autoridades locales, corren sobre la lumbre encendida. Este rito se acostumbra entre los mayas al inicio de cada cuatro años. Junto con las ceremonias descritas hay agregados posteriores; por ejemplo se habla de una guerra, haciendo referencia a varios acontecimientos bélicos de la segunda mitad del siglo XIX.


Es costumbre que en cada barrio las caretas se guarden durante el año en casa del mayordomo, de cuyo altar doméstico las recogen los danzantes. Todos los parachicos son encabezados por un patrón, quién lleva una máscara distintiva. Grupos de mujeres, ataviadas con el traje chiapaneco, acompañan a los danzantes. La fiesta termina en el río Grijalva, con un lucido “combate naval” escenificado desde varias canoas por medio de fuegos artificiales.

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