Chiapas posee una amplia tradición culinaria producto de la fusión cultural después de la conquista. En ella hay una increíble variedad de sabores y formas en las que están presentes los productos de la tierra, ocasionalmente sazonando algún raro ejemplar como el armadillo, el venado, el conejo o la iguana, por ejemplo.
Tal vez el platillo principal de Chiapas sean los tamales,que por lo menos se preparan en veintitres variedades o formas distintas; podemos mencionar los de chipilín, de bola, de cambray, untados, pictes, de azafrán, de manjar y de dulce. Estos ricos productos de masa de maíz acompañan usualmente a la sopa de fiesta, que está confeccionada con fideos, menudencias de pollo, plátanos fritos y huevo cocido en rebanadas, una verdadera fiesta para el paladar. Otra sopa exquisita es la de chipilín con bolitas, preparada con la yerba de la región llamada chipilín, que se incorpora a bolitas de masa con manteca, caldo de jitomate y granos de elote. Se prepara también un rico caldo llamado de “shutis”, confeccionado con caracol de río, chile, caldo de jitomate, epazote y yerba santa.
En platillos fuertes hay interesantes guisos como la
“chanfaina”, plato casi olvidado, que se prepara con vísceras de res; otro más
sofisticado es el llamado “ninguijuti”, a base de carne de cerdo con ajo,
chile, jitomate, pimienta, y masa. Si no le atrae mucho probar las sorpresas
culinarias de la región puede optar por el tradicional “cochito”, que no es
otra cosa que un pequeño cochinito al horno, o bien probar el tasajo con
chilmol. Para acompañar todo esto es necesario degustar algunas de las bebidas
tradicionales, como el taxcalate, que lleva cacao, canela, achiote y maíz
tostado, y el refrescante pozol, que es una bebida de masa de maíz con cacao, y
no deje de probar el famoso comiteco, que es un aguardiente ligero de agave, de
muy buen sabor y efectos maravillosos.
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